Tiempo para todo

Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1

Jugaba al amor libre. “Mientras espero al hombre cierto, me divierto con los errados.” Decía. Y su carcajada, como cascada de aguas salvajes, se perdía entre las piedras de montañas sin fin. Jugaba su propio partido. Como si la vida no tuviese reglas. Corría como una gacela, por los prados atractivos de una sociedad liberal. Nadaba en las aguas turbulentas de la nueva moral, descendía a las profundidades de aquel mar embravecido, atraída por los corales y peces multiformes.

Un día quiso salir. Le faltaba oxígeno. Intentó regresar a la superficie y se dio cuenta que había ido demasiado lejos. Murió de sida, a los 28 años.

¡Gabriela, Gabriela! Tu piel canela estaba demasiado blanca el día de tu entierro. Tus ojos vivos no tenían luz. ¿Qué hiciste con tu vida? ¿Por qué no respetaste el tiempo? ¿Por qué jugaste con tu tiempo y te fuiste antes de tiempo?

Hay dos pensamientos en el versículo de hoy. El primero es que existe un determinado tiempo para todo. La vida no es la sucesión accidental de hechos. No debe serlo. Me alimento cuando puedo, trabajo cuando se me antoja, duermo si sobra tiempo. No. Es necesario establecer un programa de actividades y seguirlo conscientemente.

El segundo pensamiento es que, lo que hay que hacer, hay que hacerlo a su debido tiempo. Ni antes, ni después. Invertir el orden puede ser fatal. Al ser humano sin embargo, no le gustan reglas. Quiere hacerlo todo de acuerdo a las circunstancias y conforme a su voluntad. 

¿Imaginaste un partido de futbol dónde cada jugador siga sus propias reglas? ¿Cómo terminaría? Creo que ni empezaría. 

Existe un juez que determina lo que se puede o no se puede hacer y especifica el momento de hacerlo. El tiro libre no puede ser disparado sin la orden del juez. El gol no puede ocurrir después que el juez hace sonar el silbato indicando el fin del partido.

Si en cosas tan simples como el futbol, existen reglas, ¿Por qué no debería existirlas en la vida? 

Hoy es un nuevo día. Haz correr las cortinas de tu vida. Deja entrar al sol. Es tiempo de vivir, de evaluar, de corregir, si es necesario. Por eso, busca a Jesús y permite que Él guíe tus pasos a lo largo de este día, recordando que “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.”

Alejandro Bullon