El nombre de Jesús
Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Hechos 4:10
Creo en milagros. A lo largo de mi vida los he visto muchas veces. Desde vidas transformadas hasta enfermos curados por Dios cuando la ciencia decía que no había más posibilidad de recuperación.
El otro día un joven me preguntó por qué hoy Dios no sigue operando milagros como en los tiempos apostólicos. La verdad es que sí, los sigue operando hoy, como ayer. Solo que en los tiempos apostólicos la iglesia necesitaba más de ellos porque eran una especie de credencial de poder para establecer la obra del evangelio.
El texto de hoy menciona el nombre de Jesucristo. En los tiempos apostólicos los grandes milagros ocurrían en el nombre de Jesús. Mirando a aquellos tiempos, el pueblo cristiano corre el peligro de banalizar el nombre de Jesús, creyendo que es una especie de fórmula mágica para resolver todo tipo de problemas.
En la biblia, el nombre de una persona simbolizaba su carácter. Hacer las cosas en el nombre del Señor es vivir la vida que él vivió, reflejar su carácter y andar en sus caminos.
Cuando Jesús estuvo en esta tierra dijo que en el día final muchos que estarán condenados a la muerte, se presentarán a Él diciendo que habían hecho milagros en “su nombre” y la respuesta del Maestro será:”Yo no os conozco, apartaos de mi obradores de maldad.”
¿Puede un obrador de maldad hacer milagros en el nombre de Jesús? Evidentemente que sí. Esas personas se limitaron a mencionar el nombre, pero se resistieron a reflejar el carácter del Salvador.
Hoy es un día para meditar. ¿Hasta qué punto el carácter de Jesucristo se refleja en mi vida?
Ve a Jesús esta mañana y permite que Él conduzca tus caminos y prepárate para los grandes milagros que el Señor está dispuesto a hacer en la vida de los que le buscan de todo corazón y con toda humildad. “Sea notorio a todos vosotros, ya todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano.”