¿Dónde está tu esperanza?

A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 1 Timoteo 6:17

Atravieso los cielos de América en el vuelo 4352 de American Eagle. El horizonte azul e infinito me habla del poder de Dios, de su permanencia y eternidad. Mis ojos se pierden en la inmensidad de un Dios vivo.

Abajo, en la tierra, las cosas andan mal. Mientras los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos, prometen sacar al país de una de las mayores crisis financieras de su historia, hay gente que llora y se desespera delante de la caída vertiginosa de las bolsas.

Depositaron su “esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas.” Dice el versículo de hoy. Inciertas, como las nubes llevadas por el viento. Como la garúa que hoy es y mañana deja de ser. Como el canto del cisne que suena bello y repentinamente se hace silencio la muerte.

No habrá mañana para mucha gente. El sol no brillará, ni el oro relucirá. Los números que brillaban alucinantes en la pantalla del computador, traerán el recuerdo de la ilusión perdida.

Quién sabe entonces, se acuerden del “Dios vivo que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” A veces Dios permite que nos frustremos con la fugacidad de nuestros planes, con la superficialidad de nuestros sueños. Con frecuencia, él deja que caminemos nuestros propios caminos para enseñarnos la trilla que nos conduce de vuelta a la única fuente de seguridad y permanencia.

Nunca es tarde para aprender. Los sueños destruidos son el amanecer de un nuevo día cuando Dios está presente. Nada llegó al fin cuando el Dios eterno, que no conoce fin, asume el control de la vida.

Por eso hoy, a pesar de tus frustraciones. A despecho de tus derrotas, levanta los ojos al cielo y contempla la benignidad y misericordia de un Dios que se preocupa por ti y esta siempre con los brazos abiertos, listo a correr en tu auxilio.

No salgas hoy, a enfrentar una nueva batalla, sin la seguridad que tu confianza está depositada en “el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.”

Alejandro Bullon