¿Causa o consecuencia?

Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. 2 Corintios 13:11

El consejo de Pablo a los corintios, da la impresión de presentar ciertas condiciones para recibir el amor de Dios. Las condiciones serían: “Tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir y vivid en paz.” Si hiciereis esto, entonces, “el Dios de paz y de amor, estará con vosotros.”

La pregunta que surge de manera natural es: Si podemos vivir una vida “maravillosa” sin Dios, ¿para qué necesitamos de Él?

El aparente problema se resuelve al analizar la preposición “Y”. En griego, es kaí. Puede ser traducida como “Y” pero también significa “realmente,” o “en verdad.”

El texto dice, literalmente: “Por lo demás, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz, y en verdad, el Dios de paz y de amor estará en vosotros.” Quiere decir, la evidencia de que Dios está en ti, son los frutos del amor.

Tú puedes pasar por la vida tratando de ser bueno, comprensivo, altruista y pacificador, pero si no tienes el Dios de amor en tu corazón, esas virtudes serán frutos de plástico, productos de tus propias manos, artificiales y huecos.

Nadie es bueno porque sabe que debe ser bueno. El cambio del carácter, no depende de la información. No es fruto del esfuerzo humano. Proviene de Dios, manantial de pensamientos, sentimientos y acciones puros.

El cementerio de las buenas intenciones, es la disciplina humana. El dominio propio y la fuerza de voluntad solo te conducen al fracaso y a la frustración. Sirven apenas para disfrazar y engañar a los demás. Peor, acaban engañándote a ti mismo.

¿Quieres ser auténtico? ¿Deseas vivir la vida victoriosa de verdad? ¿Aquella que no necesita de barniz? ¿Anhelas la autenticidad del ser? Ve a Jesús llevándole tu insuficiencia y dile: “Señor, te necesito en mi vida. Sin ti, no soy nada, ven y crea en mí un nuevo corazón.

No te olvides:”Por lo demás, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz, y en verdad, el Dios de paz y de amor estará en vosotros.”

Alejandro Bullon