Ansiedad
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
En este mundo hay millonarios. Literalmente, no saben qué hacer con el dinero. Lo desperdician. Lo malgastan. No saben más qué inventar para agradar a sus sentidos.
En Manhattan, por ejemplo, en la calle 60 este, está ubicado el restaurante Serendipity 3. Allí se vende el exclusivo helado “Frozen Hot Chocolate”. Las tres erres son para resaltar la exageración y sofisticación del codiciado postre.
Para probar esta delicia hay que pagar 25 mil dólares. Está hecho con una mezcla de 28 tipos de chocolate, incluyendo los 14 más caros del mundo. Viene cubierto con una hoja de 5 gramos de oro comestible y servido en una copa de cristal y oro de 18 quilates, adornado con un brazalete de oro y diamantes en su base.
La gente que se da este lujo usa una cuchara de oro decorada con diamantes de color chocolate. Para complementar la experiencia, el postre incluye una trufa, “La Madeleine” del famoso Chocolatier Fritz Knipschildt.
Cuando lees noticias como esta, con seguridad se apodera de ti una mescla de sentimientos. De repente estás pasando por uno de esos momentos difíciles. Sin empleo, sin dinero y sin perspectivas. ¿Dónde está Dios que permite una incoherencia de estas? ¿Por qué unos tienen demasiado y otros nada poseen?
El versículo de hoy dice “por nada estéis afanosos.” La palabra afanosos, en griego, es merimnao, y significa preocuparse demasiado por lo que no se tiene. El consejo de Pablo es: “Agradece a Dios por lo que tienes.” Si lo haces percibirás que la paz de Dios inunda tu corazón y en vez de que tus pensamientos se pierdan en las atrocidades que algunos millonarios hacen con el dinero, tus pensamientos se concentrarán en las maravillas del amor de Dios como la vida, la salud y las mañanas nuevas de cada día trayendo desafiantes oportunidades.
Sal hoy, dispuesto a olvidarte de las dificultades. Agradece a Dios por lo poco o lo mucho que tienes. No te olvides del consejo de Pablo: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”