¿A dónde?

¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz. Salmos 139 :7, 12

Si alguna vez has soñado con ir al espacio, tu sueño se puede volver realidad por unos cuantos millones de dólares. La Agencia Espacial Rusa ofrece este servicio hacia la Estación Espacial Internacional, por la suma de 20 millones, a bordo de la nave Soyuz. Pero apúrate. Al parecer hay reservaciones hasta por 1 año. Ahora, si quieres ir allá para esconderte de Dios, ¡Olvídate! El espíritu de Dios te seguirá y te perseguirá hasta encontrarte.

¿Te preguntaste ya, por qué los malhechores escogen la noche para cometer sus fechorías? ¿Por qué los lugares de pecado abren sus puertas durante las horas oscuras? Existe en el subconsciente del ser humano la idea de que las sombras pueden protegerlos de los demás.

¡Quién sabe puedan! De los otros seres humanos. No de Dios. El versículo de hoy afirma que para Dios “la noche resplandece como el día.” Para Él no existe noche, ni oscuridad, ni sombras, ni oscuridad. Dios es la propia luz. Su mundo es transparente, iluminado y limpio.

La oscuridad no te esconde de nada, te envuelve con su sábana negra para asfixiarte en la prisión de tu culpa. Te sofoca, te enloquece, te hace perder la noción del orden. Crea fantasmas imaginarios. Tus propios fantoches. Aquellos nacidos en tu vida de penumbras.

Dios quiere que vivas en la luz de su presencia. Por eso te llama, te sigue y quiebra el poder de las tinieblas. No hay distancia capaz de esconderte, ni tinieblas que impidan que te vea y te cuide.

¡Ven a Jesús! Acaba de nascer el sol de un nuevo día. Mira como te sonríe. ¡Despierta! Sal de la oscuridad del dolor del rencor y de la autocompasión rumbo a la claridad del alivio, del perdón y del optimismo. No corras. No sigas corriendo. No trates de esconderte. La presencia de Jesús en tu vida solo traerá bendiciones, quebrará el poder de tus temores, te libertará y te dará alas para volar en dirección del azul infinito de tus sueños.

Empieza la jornada de este día preguntándote a ti mismo: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz.”

Alejandro Bullon