Vuestro tesoro

Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Mateo 6:21

¿Es posible amar la vida, enamorado de la muerte? Incoherentemente,  absurdo como parezca, sí, es posible. La existencia humana, está tejida de locuras, desde la entrada del pecado.  Como la vida de aquellas dos personas que caminan por senderos agrestes, sobre la piel del planeta. Son dos almas tristes que se extravían en la noche de su historia, acompañadas de un recuerdo, de una lágrima que resbala por las arrugas del tiempo y de una sonrisa negada.

Los dos extraños caminantes lamentan la vida perdida. Corrieron en desespero buscando dinero. Creían que buscaban vida. Con dinero podrían ponerle “sabor” a las cosas. Y fueron solo cosas lo que hallaron. Pusieron su corazón donde estaba su tesoro. Y su tesoro estaba en la tierra, donde las cosas son pasajeras y fugases. Donde nada dura.

Ahora es tarde. Es eso lo que ellos creen. Por eso caminan, con las manos en los bolsillos vacíos. “Ahora es demasiado tarde,” gritan y sus gritos hacen eco en las paredes de su propia consciencia.

Ignoran ellos que para Jesús nunca es tarde. Él está todos los días y en todos los momentos tocando la puerta, llamando con los brazos abiertos y esperando. Siempre esperando.

¿Cuál es el sentido de tu existencia? ¿Para dónde vas? ¿A dónde te diriges? ¿Dónde está tu tesoro? Hoy puede ser un día de evaluación de tus prioridades. La vida es corta. Cuando menos esperas, te miras en el espejo de la vida y te descubres viejo. La juventud se fue y ¿qué es lo que te restó?

Coloca el corazón en las cosas de arriba, en las que no se ven. Lucha por ellas. Aunque invisibles a los ojos físicos son las que al fin de cuentas, restarán, cuando todo se haya perdido. No permitas el brillo engañoso de las cosas pasajeras te hagan vivir solo para los valores terrenales, olvidando que a tu lado hay gente, con sueños y  sentimientos.

Dos personas caminan por las carreteras sinuosas de la vida. Son dos almas halladas por el maravilloso amor de Jesús. Tienen las manos en los bolsillos vacíos. Pero eso ya no importa. Encontraron a Jesús y eso hace toda la diferencia.

Disponte hoy a caminar en la dimensión de la fe “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.”

Alejandro Bullon