¡Santifícalos!

Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos. (Éxodo 19: 10).

Es jueves de un mes cualquiera, de un tiempo que vuela presuroso hacia un mañana eterno, cuando escribo este devocional. En mi mesa de trabajo, el computador, y en mi mente muchas ideas buscando el ropaje adecuado para salir a la vida.

El versículo de hoy habla de santidad. El pueblo de Israel se alistaba para uno de los momento más sublimes de su historia. El propio Dios escribiría con su dedo los eternos principios de su ley en tablas de piedra y la orden que Moisés recibió fue: “Ve al pueblo y santifícalo.” 

Hay dos ideas básicas relacionadas con la santidad. La primera es la consagración de la existencia. Tú eres propiedad divina, comprado por la sangre de Cristo. Tu vida debe ser el desarrollo de la voluntad de Dios en todos los aspectos. Fuiste separado por Dios para un propósito especial y no puedes vivir sin  la consciencia de que estás en esta vida para cumplir una misión.

La otra, es la idea de la pureza. Dios es santo y si deseas servirle de forma aceptable, también debes ser santo. Los cristianos no pueden vivir más, como lo hacían anteriormente, practicando el pecado. Ni pueden permitir que los deseos que una vez motivaban sus vidas, determinen el propósito de su existencia. Ambos la conducta externa y los móviles íntimos del corazón deben ser purificados por la gracia de Dios. El poder de Dios y Sus promesas garantizan al cristiano la posibilidad de pureza de corazón y de vida.

Hoy puede ser en tu vida un día de consagración y pureza. Al caminar por los meandros de la realidad humana, recuerda que eres especial, nacido con un propósito y comprado por un alto precio. No te dejes engañar por las luces de este mundo. Ellas brillan y atraen pero tú no naciste para vivir revoloteando alrededor de las luces artificiales y mezquinas de esta vida, sino para vivir al lado del creador de todas las luces del mundo.

No pierdas la consciencia de tu santidad y de la pureza que deben orientar tus pasos. Por eso, antes de iniciar tus actividades recuerda lo que Dios le dijo a Moisés: “Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana; y laven sus vestidos.”

Alejandro Bullon