Preparar el camino
Porque éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. (Mateo 11:10)
El versículo de hoy se refiere a Juan el Bautista. Jesús dijo en cierta ocasión que no se ha levantado en todos los tiempos un profeta más grande que este siervo humilde, morador del desierto. Pero si te pones a investigar la vida de Juan, verás que él nunca predijo ningún acontecimiento extraordinario. Desde el punto de vista humano, no brilló, no desfiló con una corona de oro, ni recibió laureles. Todo lo que hiso, fue preparar el camino para la llegada del mesías.
Un día, lo vio aparecer en una colina y señalándolo, les dijo a sus discípulos: “Eh ahí, el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Y después de su bautismo, desapareció, fue hecho preso y en la prisión, dijo del Maestro: “Conviene que el crezca y que yo disminuya.” Finalmente fue decapitado, sin aparente pena ni gloria.
A los ojos del mundo podría ser un fracaso y sin embargo Jesús dijo que fue el más grande. La página gloriosa que escribió fue simplemente preparar. ¡Extraño! Porque al ser humano natural le gusta aparecer, ser la estrella de la fiesta. ¿Preparar? ¡Deja eso para los peones! Las estrellas solo aparecen a la hora del espectáculo.
Pero en el reino de Dios las cosas no son como en el reino de los hombres. El mismo Señor Jesús nos enseñó eso. Su palco fue una cruz, su gloria la humillación, sus aplausos, los gritos ensordecedores de una multitud histérica: ¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo! ¿Por qué con Juan podría haber sido diferente? ¿Por qué tendría que serlo conmigo o contigo?
Sal hoy para andar por los extraños senderos de esta vida, pero sal a “preparar”; atrévete a servir. Deja que los otros busquen el fulgor de las luces y el calor de las pantallas; tú, simplemente prepara. Pero, prepárate para una sorpresa. Los que buscaron el brillo a cualquier costo, podrán brillar por un instante, pero se apagarán, y el tiempo se encargará de hacerlos desaparecer en el polvo del olvido.
Tú sin embargo, brillarás por toda la eternidad, al lado de Juan y del Señor Jesús. Entonces ¡prepara! Porque: “Éste es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti.