Nunca falla
La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo. Salmos 19:7
El verano agoniza aquí en Portland y como triste lamento de su partida, el cielo llora las primeras lluvias del largo invierno que terminará solo en Marzo del próximo año.
Llora también la familia de Isidoro, un mejicano que atravesó la frontera y al ser preso se quitó la vida. “Mejor morir que ver mis sueños hechos arena.” Escribió en un pedazo de papel usado.
En el salmo 119, de donde fue tomado el versículo de hoy, la ley y el testimonio de Jehová se refieren a las enseñanzas divinas que te llevan hacia la tierra de los sueños: la felicidad.
Las enseñanzas del Señor son el camino que conducen a esa meta deseada. El ser humano quiere ser feliz. Lucha, trabaja y se esfuerza para serlo. Recorre distancias infinitas, cruza fronteras, se arriesga y finalmente envejece y llega a la conclusión de que la felicidad está fuera de su alcance.
La Biblia declara categóricamente, sin embargo, que la felicidad existe pero, no es hallada por acaso. Hay que buscarla por el camino correcto.
Felicidad no es la ausencia de problemas. Este mundo está lleno de dificultades. Vivir feliz es el arte de enfrentar los problemas con sabiduría y salir victorioso de esa lucha.
La mayor necesidad del ser humano, para alcanzar la felicidad, es la de sabiduría. Por eso, en este salmo, el Señor promete dar sabiduría al sencillo. Sencillo es el humilde de corazón que reconoce su insuficiencia y busca el consejo divino.
Todo día puede ser una oportunidad de oro para el sencillo y sabio, que reconoce los errores de ayer y está dispuesto a recomenzar una nueva batalla. No hay guerra sin batallas perdidas pero tampoco hay batallas ganadas sin reflexión y reorientación.
El sabio aprende. De los errores, de los fracasos, de las victorias. No para de aprender. No se cansa de consultar. No desanima. Sigue en frente seguro de que cada día es un nuevo día.
Por eso hoy, antes de iniciar la batalla de este nuevo día, deposita tu confianza en el Señor y en su nombre, sal rumbo a la victoria, recordando que “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.”