El propósito de las pruebas
En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. 1 Pedro 1:6-7
El vehículo en el que viajamos, sube las montañas del estado de Washington, para después bajar al valle de Yakima. Corremos contra el tiempo.
Mientras devoramos millas en la carretera solitaria, Max, nos cuenta las luchas de su vida. El argentino fuerte, de ojos claros, casado con una dominicana que espera el segundo hijo, es un próspero revendedor de autos usados en la ciudad de Pasco. Llegó a los Estados Unidos hace apenas siete años. Empezó trabajando en los restaurantes Mc Donald, ganando siete dólares por hora.
-No veía futuro. No era para eso que había dejado mi país, me dijo, con los ojos fijos en un punto indefinido, recordando detalles de sus dificultades.
-Mis hermanos y yo nos turnábamos para dormir en la única cama que teníamos. ¡Quién podría imaginar que un día llegaríamos a donde llegamos! completó emocionado. Hubo días en los que no teníamos ni para comer. Recuerdo un día en que teníamos que pagar 4 mil dólares al banco o perderíamos todo lo que habíamos alcanzado. Salimos a la calle fuimos tocando puertas, ofreciendo un carro usado, pero confiando en el Señor.
Era más de las tres de la tarde cuando un hombre nos preguntó;
-¿Cuánto quieren?
Le pedimos 4 mil quinientos. Después de regatear lo vendimos por 4 mil doscientos. Corrimos inmediatamente para el banco y llegamos cinco minutos antes de que el banco cerrase.
Al salir, teníamos lágrimas en los ojos. Habíamos pagado la cuenta y nos sobraban 200 dólares para comer aquel día. Si para algo sirvieron los momentos difíciles, fue para probar nuestra fe y enseñarnos a confiar en Dios.
Eso es lo que Afirma San Pedro. “Si es necesario” seremos afligidos para que nuestra fe se vuelva mucho más preciosa que el oro.
Por eso hoy, si todas las cosas te parecen de cabeza para abajo, recuerda que “si es necesario, tendréis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.”