No temas
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. isaías 41:10
Rafael lo vio. Se acercaba lentamente, con paso firme pero sin prisa. Aquella figura deslumbrante miraba a su alrededor, buscando algo. Rafael tuvo la impresión de que aquel ser angelical, lo buscaba a él.
Pensó que no lo vería, escondido en sus miedos, como estaba. Pero no fue así. Sintió que la mente de aquel hombre se extendía hacia él. Sintió como su pensamiento entraba en el suyo. Se volvió lentamente y caminó hacia él. Quedó paralizado. El miedo había desaparecido y la paz envolvía por completo sus sentimientos.
Sucedió a las orillas del rio Aguaitía, en la selva peruana, la noche en que los guerrilleros del “Sendero luminoso” mataron 6 policías y 18 campesinos. Rafael fue el único sobreviviente. Él afirma que la aparición de aquel ser, asustó a los guerrilleros y salvó su vida.
A lo largo de la historia. En todos los tiempos y en todos los lugares, Dios siempre ha cumplido su promesa. En el momento de dificultad, ahí está Él, con la mano extendida para ayudar al hijo que clama con fe. No hay crisis que no conozca. No existe dolor que no entienda. No hay sufrimiento que no vea.
En este preciso instante, las sombras de la angustia pueden rodear tu vida. Ejércitos enemigos pueden cercar la ciudadela de tu alma. Puedes tener la impresión de que ya no tienes fuerzas y está todo perdido. Pero el Señor prometió que te librará.
Lo hará de dos maneras. “Soy el Dios que te esfuerzo “dice. Te infunde poder, cuando estás invadido por el temor. Te usa a ti mismo para derrotar las fuerzas enemigas. Pero, si es necesario, opera milagros. Te libra maravillosa, incomprensible y divinamente.
No temas enfrentar los desafíos que la vida te presenta hoy. No importa cuán grandes sean tus adversarios. Lo que interesa es que tu Dios no conoce derrotas y en este momento está listo para sustentarte con la diestra de su justicia. Esa es su promesa.
Por eso, parte hoy con las palabras de Dios en tus oídos diciendo: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré, con la diestra de mi justicia.”