No te dejaré
Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó. 2 Reyes 2:4
Hay momentos tristes en la vida. Y este era uno de esos. Había llegado la hora de la partida. Partir, siempre es morir un poco, pero mientras vivas en este mundo, muchas veces tendrás que partir. No existen sueños realizados sin partir, no hay nuevos desafíos sin partir; sin partir te quedas. Siempre hay nuevas fronteras que conquistar, el cielo es azul e infinito, para los que creen en Jesús.
Para Elías, había llegado la hora de partir. Y le dijo a su discípulo Eliseo, “quédate aquí.” ¿Quedarse? ¡Jamás! Quedarse no es morir un poco, es morir definitivamente. La respuesta del alumno fue inmediata, “no te dejaré.” De cierta manera encontramos aquí a Elías como un símbolo de Jesús. En cierta ocasión, el Señor también les dijo a sus discípulos: “¿Queréis iros vosotros también?” La respuesta de Pedro, como la de Eliseo, no se dejó esperar: “¿A quién iremos? Solo tú tienes palabras de vida eterna.”
Seguir al maestro no es siempre fácil. Muchas veces es más cómodo dejarlo partir, quedarse, acomodarse a la mediocridad, a la rutina y a la monotonía de las cosas tradicionales. Pero para vivir una vida que valga la pena ser recordada, es necesario partir. No, como un loco, sin saber a dónde ir; no como un rebelde para desperdiciar la vida sin rumbo, no como una hoja de papel que el viento lleva sin dirección, sino en pos del Maestro, andando por donde Él anduvo, viviendo su vida, siguiendo sus pasos, haciendo sus obras.
La vida está hecha de decisiones. Todos los días, cada hora, siempre, tenemos que decidir qué haremos. ¿Te quedarás o partirás? De esas decisiones dependerá tu futuro, porque un día, cuando llegues al fin de la jornada en esta tierra, habrá llegado el momento de partir o quedarte. Quedarte significará morir eternamente, desaparecer en el polvo de las decisiones equivocadas. Pero partir, significará ir con Jesús, a quien no lo dejaste en esta tierra, por quién viviste, a quién dedicaste la vida.
Parte hoy, pero sigue al Maestro. Con Él, la derrota se transforma en victoria y hasta los fracasos son solo oportunidades de aprendizaje. Y recuerda, “Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó.”