Crecer más y más

Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. 1 Tesalonicenses 4:1

El crecimiento es la ley de una vida saludable. El día que paras de crecer te condenado a muerte. Pero crecer involucra dolor. Tal vez por eso mucha gente se resiste a crecer. Prefiere acomodarse y vive sin enfrentar desafíos, sin escalar las montañas de la vida.

En el versículo de hoy, el Apóstol Pablo habla de crecimiento en la vida espiritual. El primera paso del crecimiento es el aprendizaje. “De la manera como aprendisteis” dice Pablo. Por su vez, el primer paso del aprendizaje es la ignorancia, no en el sentido de torpeza, sino en el de reconocer que no sabes. 

En la vida cristiana esto te lleva a la Palabra de Dios. El estudio diario de la Biblia es el camino hacia el crecimiento. No el estudio como un deber, sino como la experiencia maravillosa de estar en comunión con Jesús. La Biblia es la carta de amor que Jesús te escribió, es la manera de comunicarse contigo, de mostrarte los peligros del camino, de enseñarte las veredas de justicia y conducirte al destino glorioso que te tiene preparado.

Pero al abrir el Libro Sagrado tienes que renunciar a tus propios conceptos y reconocer que Dios conoce el camino mejor que tú. Este es un proceso que lleva toda la vida y Pablo le llama a este proceso, crecimiento. Dice: “Así, abundéis más y más.”

Abundancia es el resultado de llevar los consejos divinos en serio. Dios es un Dios de abundancia. Jesucristo dijo en cierta ocasión: “He venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” Pero en la vida espiritual, abundancia no es el fruto del esfuerzo, sino de la humildad, de la dependencia divina y de la sumisión a las enseñanzas de la Palabra de Dios.

Hoy tienes delante de ti un nuevo día. Cada día es una nueva oportunidad, es una hoja en blanco que Dios te da para que escribas una nueva historia, es la oportunidad de corregir los errores de ayer, de sacar las lecciones de los fracasos y de seguir andando y creciendo y abundando más y más.

Empieza el día con la seguridad de que el consejo de Dios se ha hecho realidad en tu experiencia. Recuerda las palabras de Pablo: “Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más.”

Alejandro Bullon