Mi yugo y aprended
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mateo 11:29)
Este versículo habla de “descanso para vuestras almas.” Pero no da a entender que ese descanso sea un regalo divino que se recibe gratuitamente. Al contrario. Dice “tomad mi yugo y aprended”.
De acuerdo a este texto, si queremos la paz deseada, y anhelamos el descanso para el alma, es necesario dar tres pasos. En primer lugar, ir a Jesús, llevando nuestras cargas y pesares, nuestra falta de paz, el tormento del corazón cansado, en fin. Jesús nunca rechaza a los que se acercan a Él con fe.
En segundo lugar, hay que llevar el yugo de Cristo. ¿En qué consiste este yugo? En muchos lugares de la Biblia, el yugo tiene connotaciones negativas, asociadas con la esclavitud y la opresión en manos de los enemigos. Sin embargo, el yugo tiene también otro significado que conviene revisar con atención si se desea tener una vida de descanso y paz.
El versículo de hoy indica que Jesús llevaba un yugo, su yugo. “Llevad mi yugo,” dice. El Señor se compara, con un animal de carga que es enyugado por su amo para prestar un servicio. El yugo es puesto sobre la cerviz del animal y este, no tiene posibilidad de moverse solo; no puede realizar acciones con libertad, sino que es conducido por otro.
El Señor se compara con un animal que no tiene libertad para hacer lo que quiere, sino que hace la voluntad de Otro. Su condición de siervo humilde y obediente queda registrada en sus palabras. El dijo: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre.”
Ahora bien, estas palabras del Señor nos comprometen, porque si Él no podía moverse independientemente, ¿cuánto menos tú y yo? Pero el ser humano es por naturaleza independiente. No le gusta oír consejos, no acepta indicaciones. El resultado de esa actitud es sufrimiento, dolor, cansancio y estrés.
Haz de este día un día de sumisión a su voluntad. Aprende a disfrutar del descanso que Jesús ofrece, llevando su yugo, porque Él dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.”