¿Me amas?
Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: sí Señor; tú sabes que te amo. Le dijo; pastorea mis ovejas. Juan 21:17
Fue a la orilla del mar, mientras el sol se levantaba en el horizonte, entre ruido de olas y canto de las gaviotas que el Señor le preguntó a Pedro, si lo amaba. Tres veces. Parecía no entender la respuesta de Pedro, como si de pronto las palabras no fuesen suficientes para explicar lo que el discípulo deseaba explicar.
Había sido una pregunta simple, y por más que Pedro buscaba ser simple en su respuesta, el maestro de las cosas simples, insistía una y otra vez.
De pronto, Pedro entendió que la respuesta que el Maestro esperara no era solo una declaración teórica de amor. Las palabras, por más que describan los paisajes y sentimientos más bellos, son incapaces de decir lo que solo el corazón puede decirlo. En una mirada tal vez, o en una sonrisa. No sé.
Jesús le estaba hablando a Pedro de lealtad. La lealtad es un valor humano, fruto del amor. A través de la historia el hombre ha sido capaz de actos de heroísmo por lealtad hacia su país, a sus compañeros, a sus amigos o a su familia.
La lealtad se relaciona con el honor y la confianza, virtudes que son difíciles de ganar y fáciles de perder. Pero el discípulo había fallado la prueba de la lealtad. A veces es más fácil morir por Jesús, que vivir por Él. El Señor no les había pedido a sus discípulos que mueran por Él. Era Jesús que moriría por ellos. El maestro deseaba que ellos vivieran por Él y para Él. E infelizmente Pedro falló.
Todos los días y en todos los lugares somos llamados a presentar el carácter de Jesús delante de los hombres. El mayor acto de lealtad que el Señor espera de ti es una vida digna de su nombre. No es fácil, cuando las personas se ríen de tus valores en la universidad, o en la calla o en el lugar de trabajo. Es difícil ser honesto cuando la honestidad parece haber pasado de moda. No es fácil ser puro en un tiempo en que la pureza parece ser una pieza de museo de la edad media.
Tal vez por eso hay gente que prefiere aislarse del mundo para entregarse a Dios, pero Él quiere que tu entrega diaria a Él, sea tu testimonio, en medio de un mundo contaminado por el existencialismo desprovisto de sustancia.
Haz de este día un día de testificación personal. Respóndele a Jesús que tú lo amas y que por amor a Él estás dispuesto a vivir los principios de sus enseñanzas. Ah, y recuerda que Jesús “Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: sí Señor; tú sabes que te amo.”