La preocupación de Jesús
Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino. (Mateo 15:32)
Jesús no vino a este mundo solo para salvarte del pecado aunque el pecado sea la causa de todos tus problemas. Cuando no existía el pecado, el mundo era un mundo perfecto. “Bueno en gran manera,” relata el libro de Génesis. Pero infelizmente el pecado entró trayendo todas sus consecuencias: Violencia, injusticia, egoísmo, hambre, soledad, miedo, en fin. Hoy vivimos en un mundo injusto, plagado de desigualdades. Un planeta donde pocos, desperdician mucha comida y muchos, mueren de hambre.
El peor error que los cristianos podemos cometer, en ese contexto, es el de pensar que nuestra misión es solo predicar el evangelio de salvación, en el sentido de solo portarse bien para llegar al cielo.
La vida victoriosa sobre las tendencias pecaminosas, y el cielo, son verdades meridianas, realidades y no apenas ilusiones o promesas utópicas. Pero la salvación es mucho más que solo esperar la recompensa eterna cuando Jesús vuelva. Ella tiene que ver también con el cotidiano del ser humano, mientras aguardamos el día esperado del retorno de Jesucristo.
El versículo de hoy nos muestra la preocupación divina con las necesidades humanas. Podría haberle resultado fácil a Jesús, predicar las buenas nuevas del reino celestial y dejar que las personas resuelvan su problema de falta de alimento. Pero Él dijo: “Ellos no han comido durante tres días y no quiero enviarlos así, para que se desmayen en el camino.” Este es el Dios del evangelio completo. El sabe que las personas no pueden entender las verdades espirituales, mientras el estómago les ronca de hambre.
Pero el otro error, igualmente fatal que podemos cometer, es el de pensar que la misión de la iglesia es transformar la estructura social injusta de nuestros días, olvidándonos de que la raíz de los problemas humanos no es la estructura social, sino el problema del pecado.
Haz de este día un día de justicia. Alimenta al pobre, calma la sed del sediento, preocúpate por el que sufre a tu lado, olvídate un poco de tus problemas y piensa que en esta vida, siempre hay alguien en peor situación que tú. Y recuerda que “Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino.”