Hijos de Dios

Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. (Romanos 8:14)

¿Ser guiado? Al ser humano, no le gusta ser guiado. Está en su naturaleza. Desde pequeño quiere hacer las cosas sin la orientación de nadie. El bebé intenta comer solo y se embadurna el rostro, el niño que aprendió a caminar, corre como un cabrito, se choca contra la vitrina de vidrio y sale llorando y sangrando.
Esa fue la primera tragedia del ser humano en el Jardín del Edén. Dios le había dicho. “No comerás.” Pero vino la serpiente y le “mostró” que comer no le haría mal. “Seréis cómo Dios” le afirmó. Y Eva creyó. Decidió escoger su propio destino, seguir a “su corazón” y no a la Palabra de Dios.
¿Cuál fue el resultado? A partir de aquel día el ser humano continuó buscando su propio camino. Un camino que a pesar de sus buenas intenciones, lo lleva hacia la muerte. Pasó a pertenecer al reino de las tinieblas y en medio de las tinieblas no ve nada y acaba hiriéndose.
Cuando Jesús estuvo en la tierra le dijo a un grupo de personas: “Vosotros sois hijos del diablo y las obras de vuestro padre, el diablo queréis hacer.” ¿Hijos del diablo? Palabras duras, demasiado duras para ser oídas. Pero una triste realidad para la criatura rebelde.
Y ahora viene San Pablo y afirma. Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. ¿Qué? ¿No basta nacer, para ser un hijo de Dios? Por la declaración del Apóstol, no. Todos venimos a este mundo cargando la naturaleza pecaminosa rebelde que desea hacer su propia voluntad. En algún momento de la vida es necesario escoger, decidir, aceptar ser guiado por Dios. Entonces pasamos de muerte para vida. Porque Jesús conoce el camino mejor que nosotros y ciertamente nos conducirá hacia la vida plena en esta tierra, y hacia la vida eterna cuando vuelva por segunda vez.
¿Cómo viví hasta aquí? ¿Quién dirigió mi vida? ¿A dónde me dirijo hoy? ¿Estoy seguro de que mis decisiones y acciones son aprobadas por Dios, o simplemente estoy siguiendo los impulsos naturales de mi corazón rebelde? Estás son preguntas que debo responder antes de enfrentar los desafíos que un nuevo día me presenta.
¿Y tú? ¿Ya revisaste tus planes para hoy? ¿Ya los depositaste en las manos de Jesús? Hazlo. Porque “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios.”

Alejandro Bullon