¡Fruto!
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe. Gálatas 5:22
Me miraba con insistencia, como se mira a alguien a quien se conoce ha mucho tiempo; pero también con timidez, como si temiese estar equivocada. Me sonreía con discreción, como se sonríe a alguien a quien se respeta. Yo nunca la había visto, pero sus ojos me decían que ella sabía quién era yo.
Debía tener más de sesenta años. Ojos grandes y negros, rostro blanco, adornado de joyas discretas, en fin, una mujer elegante. El traje azul marino que vestía, la dejaba más elegante aún. La saludé con una venia. Eso la animó, cobró valor, se levantó y vino hacia mí.
-No estaba equivocada, sabía que era usted –me dijo, con una sonrisa abierta.
Después, más confiada, me contó que veía mi programa en la televisión y mientras esperábamos el avión, me habló de sus luchas y de sus conflictos espirituales.
-El esfuerzo no es siempre la clave del éxito. Conozco gente esforzada e infeliz –me dijo- tal vez yo sea una de ellas.
-¿Por qué? –le pregunté-
-Tengo un carácter difícil –se quejó- he luchado toda mi vida para cultivar las virtudes cristianas y jamás lo logré. Eso me deja triste, me siento mala.
El texto de hoy afirma que las virtudes no son conquistas del esfuerzo humano, sino fruto del Espíritu. ¡Fruto! ¿Entiendes? El fruto no se fabrica, se cosecha. Es el resultado natural del desarrollo de un árbol. Requiere tiempo. No hay desarrollo sin tiempo. El árbol necesita estar plantado e sorber de la tierra, la fuerza de la vida. El fruto, es la fuerza del Espíritu.
¡Vivir en el Espíritu! ¿Qué significa eso? Estar conectado a la fuente de las virtudes que es Jesús. Sin Él la vida se transforma en una sucesión de esfuerzos frustrados. Sin Él, la religión es un fardo pesado que nadie puede cargar. Es Correr y no llegar, comenzar y no terminar.
Hoy puede ser la diferencia. La paz, el gozo, el amor, la benignidad y la bondad, pueden aparecer en tu vida, como el capullo que desabrocha anunciando que el fruto vendrá. Todas esas virtudes son apenas fruto. El fruto maravilloso del espíritu, si le confías la vida a Jesús. ¡No salgas a cumplir tus compromisos de este día, sin Él!