Confía
Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. Lucas 22:32
¿Cómo haces para tener fe? ¿Cómo haces para seguir esperando cuando nada de lo que esperas sucede? Si al menos existiera en el aire un tímido olor a promesas que se cumplen, pasos lejanos de la persona amada que regresa, si crujiera alguna hoja seca a tus espaldas diciéndote que has recuperado la audición perdida. Pero nada de lo que esperas sucede y escuchas desanimado lo que las otras personas cuentan de los hechos extraordinarios que Dios hace en su vida.
El otro día alguien me dijo: “Tengo la impresión que cuanto más espero en Dios, más Él se ha olvidado de mi.” Jesús sabía que ese tipo de pensamientos iba asaltar muchas veces la mente de sus hijos. Por eso un día le dijo a Pedro: “He rogado por ti, para que tu fe no falte.”
Fe es confianza. Cuando tú conoces a una persona sabes que puedes confiar en ella. Tienes la seguridad de que no te fallará. Puede, inclusive demorar por circunstancias que después sabrás, pero estás seguro que no te fallará. La conoces bien.
Esto, te lleva de nuevo a Jesús. No es posible tener fe en Jesús y en sus promesas si no convives a diario con Él. Esa convivencia te lleva a conocerlo, y entonces tienes la seguridad que aunque aparentemente sus promesas demoran, Él no te abandonó. Está ahí, cerca de ti, esperando el momento oportuno para mostrarte la salida.
Me anima la idea de saber que Jesús está en este momento rogando al Padre por mí, para que mi fe no falte. Es que la única manera de ser feliz en este mundo de tinieblas es saber que aunque demore, la luz del nuevo día brillará.
Jesús le dijo más a Pedro. Le dijo que otra de las maneras de sentir menos el dolor y las dificultades es estar ocupado en testificar a los otros del amor de Dios. “Una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” Una vida centralizada en uno mismo es con frecuencia una vida llena de ansiedad. Cuanto más miras al reloj, parece que el tiempo no corre, pero cuando te olvidas de la hora y empiezas a trabajar, el tiempo vuela.
Haz de este día un día más de convivencia con Jesús y de servicio a las personas. No temas de nadie ni de nada. No desesperes si las cosas que esperas todavía no sucedieron y toma las palabras de Jesús como si fuesen para ti: “Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.”