¡Cercado!

Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. (Mateo 22:15)

Mientras Cristian se coloca la corbata antes de dirigirse al trabajo, nota un aire de tristeza en su mirada y se pregunta: “¿Qué pasa conmigo? Continúa mirando su rostro, concluye que, el motivo de esa preocupación, es la insistente persecución de sus compañeros de trabajo. La actitud hostil de sus amigos está afectando su ánimo y últimamente siente un leve temor inconsciente de ir a la oficina.
Todo empezó cuando Cristian descubrió la Biblia, y quiso compartirla, con sus colegas. Unos se burlaron, otros se mantuvieron indiferentes, y otros inclusive dejaron de hablar con él. Pero desde el día en que Cristian se bautizó, las cosas empeoraron. Últimamente, los colegas lo cercan, observaban todo lo que él hace y dice, para hallar alguna falta en sus actitudes y decirle que es un hipócrita al decir que su vida ha cambiado desde que conoce a Jesús.
El versículo de hoy presenta a Jesús enfrentando las mismas circunstancias que Cristian. Con una diferencia. Los fariseos hacían las mismas cosas que los colegas de nuestro joven, no solo con el propósito de burlarse o dejarlo en ridículo, sino con el objetivo de condenarlo y matarlo.
En la vida cristiana muchas veces vas a pasar por ese tipo de situaciones. Gente que te observa solo con el deseo de encontrar una aparente contradicción entre lo que dices y lo que haces, gente que muchas veces va a preguntar sobre tu fe, solo para encontrar algún error. Sí dices sí, te acusarán y condenarán por la respuesta afirmativa, si dices no, vendrán contra ti por haber dicho no. Nada de lo que hagas o dejes de hacer, los satisfará. Te arrinconarán en una esquina de la argumentación, para hacerte perder la paciencia y exasperarte.
No les hagas caso, no reacciones defensivamente; eso es lo que buscan. Pídele a Dios mansedumbre, ternura, paciencia. Muchas veces, por detrás de personas con ese tipo de actitud, hay gente sincera que es tocada por el Espíritu Santo, mediante la simplicidad y nobleza, de tu reacción.
Sal hoy, sabiendo que vives en un mundo en el cual el camino, no está siempre alfombrado de rosas para los hijos de Dios, pero a pesar de eso, las espinas que muchas veces hacen sangrar tus pies, son las bendiciones que el Señor te está preparando. Así fue con Jesús. “Fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra.”

Alejandro Bullon