¿Bueno o malo?

Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Génesis 3:22

Se va el sol, anaranjado, asfixiado e insistente en el horizonte. Desde el terrazo de mi hotel en Río de Janeiro, veo la “ciudad maravillosa” muriendo a las alegrías del día para renacer a los “encantos” de la noche.

¡Ah Rio de Janeiro! Dios te hizo tierra linda, paisaje encantador donde el mar y la montaña coquetean en un juego de amor imposible, pero los hombres desfiguraron tu corazón, te hicieron violenta y llenaron tus calles nocturnas de pasiones perversas.

¿Qué es pecado? –Pregunta el hombre- “Cada uno sabe lo que es bueno o lo que es malo”-concluye.

¡Mentira! El texto de hoy pone en evidencia la insensatez del hombre. Después del pecado dios dijo que el ser humano debía salir del Edén porque era conocedor del bien y del mal. Ora, no hay nada de errado en saber lo que es bueno o malo. Antes de pecar Adán y Eva ya sabían que obedecer a Dios era bueno y desobedecerle era malo. ¿Qué es lo que quiso entonces decir Dios?

La palabra conocedor, en el versículo de hoy, en el original hebreo es yadá, que entre otras acepciones, significa decidir, determinar, llegar a la conclusión. El motivo porque el Creador dijo que no era bueno que el hombre continuase en el Edén fue que él se había apropiado del derecho de decidir lo que es bueno o lo que es malo.

Ese derecho solo le pertenece a Dios. La criatura puede aceptar o rechazar lo que Dios determina, pero no puede usurpar el lugar de Dios. Y sin embargo el hombre, desde el Edén hasta hoy, se siente en el derecho de decir:”La vida es mía, nadie tiene que decirme lo que debo hacer, yo decido lo que es bueno o malo para mí.”

De todas las actitudes rebeldes, ésta es la más perniciosa, porque expresa el atrevimiento de un corazón que decide ser su propio Dios. En el texto de hoy Dios, afirma refiriéndose al hombre. “Se ha hecho como uno de nosotros.” ¿En qué sentido? En el sentido de decir, “yo no necesito de Dios para decirme lo que tengo que hacer. Yo soy mi propio Dios.”

Haz de este día, un día de humildad y entrega. Confía tu vida a Dios, sométele tus caminos, déjate llevar de la mano por Él. Y recuerda: “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.”

Alejandro Bullon