Un sueño
Y soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía. Génesis 37:5
La historia de José es una historia de sueños. La Biblia lo llama “José, el soñador”. El centro de sus sueños era Dios. Aquella tarde cuando sus hermanos lo vendieron y fue llevado a Egipto, una tierra distante; miró por última vez, desde la colina hacia las tiendas de su padre e hizo una promesa a Dios: “Señor, no sé a dónde voy, ni a donde me llevan, pero pase lo que pase, cueste lo que cueste, nunca dejaré de amarte. Las personas pueden quitarme la libertad, pueden intentar acabar con mis sueños, pueden arrancarme los brazos, las piernas e inclusive alejarme de mi familia. Voy a un país donde no tengo amigos y nadie me conoce. Voy como esclavo, tal vez para comenzar lavando platos y limpiando baños, pero voy contigo, y pase lo que pase nunca dejaré de amarte." El amor de Cristo inspiró la vida de José todos los días. Fue vendido como esclavo y se mantuvo fiel delante de las más audaces tentaciones. Y ¿Cuál fue la recompensa que recibió por su fidelidad? La prisión.
En este mundo, no siempre tu fidelidad va a traerte como recompensa el cielo. En esta tierra, a veces, la fidelidad va a traerte hambre, pobreza, renuncia y hasta el desprecio de tus amigos. No te preocupes. Si Jesús está contigo, si le has entregado la vida a Cristo, vayas a donde vayas, el Señor irá contigo y desde la prisión, desde la mazmorra, desde la desgracia, te va a levantar y te va a hacer un príncipe, porque tú eres hijo del reino, has nacido para serlo y finalmente, llegarás a serlo.
José es el hombre que nunca dejo de amar a Dios. Por su amor a Dios descendió a las profundidades del dolor y del sufrimiento, pero también fue levantado de allí hasta las cumbres más elevadas. Llegó a ser el segundo hombre más poderoso de Egipto, una nación pagana.
Si tú luchas en busca de un futuro mejor, amas a Jesús y nunca te apartaste de su amor y a pesar de eso parece que todo te va mal, y no obstante, mantienes tu amor y tu fidelidad por Cristo, créeme que Dios te va a colocar en los lugares más altos.
Haz de este día un día de sueños y que el más grande de todos, sea permanecer fiel a Dios hasta el fin, a pesar de la incomprensión de tus hermanos, porque “Soñó José un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos llegaron a aborrecerle más todavía.”