Reconciliación
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. 2 Corintios 5:18
El ascensor era suficientemente amplio y alcanzaba para varias personas. Sin embargo Clayton prefirió tomar las escaleras, a pesar del maletín pesado. Es que Lauro estaba en el elevador y Clayton no deseaba hablar con él. Nadie entendía la situación, porque ambos habían sido amigos de mucho tiempo. Lo peor es que los dos se sentían mal con esa situación. Entonces surgió la presencia de Juana que sirvió de mediadora para reconciliarlos. Los tres se abrazaron. A partir de aquel día, Clayton y Lauro volvieron a sonreír.
No sé si percibiste que cuando estás peleado con alguna persona no tienes paz en el corazón. Esa era la situación del ser humano después de caer en el pecado. Recuerda que lo primero que hicieron Adán y Eva después de la desobediencia, fue huir y esconderse de la presencia de Dios. Esa situación tampoco dejaba feliz a Dios porque amaba al ser humano y sufría al verlo huyendo de su amor. ¿Qué hacer?
El texto de hoy dice que, la iniciativa de la reconciliación fue divina. “Todo esto proviene de Dios” dice Pablo. El ser humano no se salva porque quiere salvarse sino porque Dios quiere salvarlo. Es Dios el que lo busca, incansablemente, hasta encontrarlo
A fin de que su presencia gloriosa de santidad y pureza no destruya al pobre pecador, Dios usa un mediador y ese mediador es Cristo. “Quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo.” Aquí encontramos la idea de que había una distancia enorme entre Dios y el hombre y Cristo fue el puente a través del cual podemos tener otra vez acceso al Padre. Con su naturaleza divina el Señor Jesús toma la mano del Padre y con su naturaleza humana, extiende su otra mano en dirección al hombre caído a fin de rescatarlo y de esta manera, Reconcilia al hombre con Dios.
Todo lo que necesitas hacer es aceptar que Jesús te tome de la mano. Y hoy, puede ser ese grande momento porque cada mañana es siempre una nueva oportunidad.
No salgas, sin saber que “todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.”