¿Para qué sirven los frutos?
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. (Mateo 15:6)
-Pastor, no entiendo lo que sucede conmigo –me decía el otro día un joven. Todos tienen buenos frutos que presentar, menos yo. No puedo probar que soy cristiano.
El versículo de hoy, muestra el propósito de los frutos en la vida del cristiano. El propósito no es probar que somos “sus discípulos.” Si pensamos de ese modo corremos el
peligro de Buscar a Jesús, solo para producir buenos frutos. En este caso, buscar a Jesús, se vuelve en un medio y los frutos se transforman en el fin. Entonces buscamos a Jesús por motivos egoístas y este es un terreno pantanoso que muchos cristianos no perciben.
Buscar a Jesús, no es el medio para alcanzar algo, es el fin de todo. La vida sin Cristo no tiene sentido. Él es el principio, el medio y el fin. Los frutos, son resultados naturales del compañerismo diario con Cristo y sirven para glorificar a Dios y no para alimentar el ego del cristiano, ni para que los otros digan: “Mira qué cristiano maravilloso es aquel hombre.”
Eso es lo que dice Jesús en el verso de hoy, y lo dijo también, de otra manera: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.”
“Glorificar al Padre.” Esta es la razón de los frutos del Espíritu. Pero en el cielo, Lucifer quiso la gloria para sí, y hoy, hace todo lo que puede para que los cristianos se confundan y quieran producir buenos frutos para “probar” que son cristianos, y ser glorificados, cuando la única motivación correcta para buscar a Jesús es reconocerlo como el Señor de nuestra vida y devolverle la gloria que solo le pertenece a Él.
Haz de este día un día de gloria a Dios. Tómate de la mano de Jesús. Camina con Él, permítele participar de tus sentimientos, pensamientos y acciones. Recuerda que Jesús es la vid y tú eres el pámpano. No tienes vida propia. Tu vida depende de Dios. Si tu vida es una vida de comunión permanente con Él, los frutos aparecerán, verdes, al principio, sin mucha hermosura, pero auténticos.
Por eso, recuerda: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”