¡Maravillas!
Yo les mostraré maravillas como el día que saliste de Egipto. Miqueas 7:15
Quisiera escribir un texto que alegre los corazones tristes. Un texto capaz de levantar al caído y de mostrarle que aún hay esperanza. Que la pareja a punto de divorciarse, de repente vea en el fondo del pozo, un tenue rayo de luz y sepa que no todo está perdido. Que el padre del joven drogadicto entienda que su hijo puede ser libertado.
¡Oh! Cómo quisiera tener la capacidad de decirle al desahuciado por la ciencia médica, que la extrema necesidad del ser humano es la oportunidad de Dios.
Quisiera ser el sol de un nuevo día, anunciando que la noche se fue y que ya no hay motivo para tener miedo. Que las lágrimas son el recuerdo de un momento difícil pero lo que realmente importa es el día que está naciendo.
Todo eso quisiera. Y solo tengo un pedazo de papel y un lápiz. Solo tengo mis propios miedos, mi humanidad carente, mis limitaciones. Así mismo quiero seguir siendo la trompeta que anuncia la victoria.
Por eso voy a la Biblia y me refugio en la Palabra eterna de un Dios que no cambia, que trasciende el tiempo y gobierna el espacio. Es mi Dios y el tuyo. Y hoy viene a decirte que aunque las sombras del dolor te envuelvan, aunque en tu cielo no haya estrellas, aunque tu cisterna no tenga agua y tus sueños parezcan desmoronarse como un castillo de arena, Él, hará maravillas en tu vida, como el día en que sacó a Israel de Egipto.
Esa fue la promesa que Dios le hizo a Israel cuando las huestes enemigas daban la impresión de haber vencido. “En aquel día –les había dicho Dios- vendrán a ti desde Asiria y las ciudades fortificadas, y desde las ciudades fortificadas hasta el río, y de mar a mar, y de monte a monte. Y será asolada la tierra a causa de sus moradores, por el fruto de sus obras”. (v.12 y 13)
¿Qué hacer delante de una situación como esa? La muerte se aproximaba inexorable. No había salvación desde la perspectiva humana, pero Dios, entonces aparece y le promete a su pueblo hacer maravillas.
¿Cuál es la maravilla que necesitas que Dios opere en tu vida hoy? ¿Cuál es el drama que parece no tener solución? ¿Qué es lo que necesitas?
Antes de iniciar las actividades de un nuevo día, reconoce tu incapacidad y ve a Dios, como al Padre de amor que Él es. Llora a sus pies y a pesar de las dificultades que puedan estar aguardándote, escucha su voz diciendo:”Yo te mostraré hoy, maravillas como el día que saqué a Israel de Egipto”.