La Señal
Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. (Lucas 2:11-12)
Elmer cree que nació para sufrir. En su opinión, el cristiano debe ser pobre y sufridor. Cristo lo fue. Si el Maestro, no tuvo comodidades en la tierra, ¿Por qué, sus seguidores deberían tenerlas?
Se casó a los 22 años. Hoy, tiene dos hijos y la familia pasa por necesidades extremas. La esposa deja a los niños en una guardería y trabaja todo el día. Regresa en la noche cansada y encuentra al esposo leyendo la Biblia, sin haberse dado siquiera, el trabajo de recoger a los niños. El dinero que Rosa trae no es suficiente para mantener a la familia.
Últimamente el hogar de Elmer y Rosa está deteriorado. Ya discuten la posibilidad de una separación, pero él, no la acepta, bajo el pretexto de que “esa no es la voluntad de Dios”.
¿Cuál es la voluntad de Dios? ¿Qué la familia sufra porque “Cristo sufrió”?
Cristo, es el nombre de Jesús que expresa su misión redentora. Cristo, no nació para vivir. Vino a morir. Nació bajo la sombra de la cruz, vivió a la sombra de la cruz y fue clavado en la cruz.
El texto de hoy dice que la señal de que Jesús era el Cristo, sería encontrarlo “envuelto en pañales, acostado en un pesebre”.
Pobreza, sufrimiento, limitaciones. Todo eso lo acompañó a lo largo de su existencia. Fue perseguido. Huyó a una tierra extranjera para salvar su vida. Las zorras tenían cuevas y los pajaritos nidos, pero Él, nunca tuvo dónde reclinar la cabeza.
¿Todo eso para qué? Para que tú vivas la vida abundante. Su pobreza es tu riqueza. Sus limitaciones, tu abundancia, Su muerte, tu vida.
Nadie tiene el derecho de vivir una vida sin ambiciones alegando que Cristo fue pobre. La pobreza es una de las consecuencias que el pecado trajo a este mundo. Por lo tanto, mientras exista el pecado existirá pobreza. Pero Jesús vino a librarnos de la mediocridad y el conformismo. Vino a libertarnos de la ignorancia y de la miseria. La salvación que Él ofrece no tiene solo que ver con la vida eterna que recibirás por ocasión de su retorno triunfante a este mundo, sino también con una vida de prosperidad en esta tierra.
Con Cristo las cosas eran diferentes. Él vino a sufrir y a morir. Era la única forma de salvarte. Por eso dijo el ángel: “Que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre”.