Justicia propia ...
Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios. (Romanos 10:3)
Uno de los peligros que los cristianos corremos es pensar que Dios está preocupado solo con el hecho de que nos portemos bien y practiquemos obras justas. Claro que a Dios le gusta ver obras de justicia en la vida de sus hijos, pero como un resultado y no como la causa. Tú no eres justo porque practicas obras justas, tú realizas obras justas porque eres justo. Lo primero que debes hacer en la vida Cristiana es ir a Jesús y no tratar de fabricar tu propia justicia.
La justicia humana es trapo de inmundicia para Dios. ¿Por qué? Porque es solo apariencia. Ese era el problema de los fariseos en el tiempo de Cristo, se esforzaban para ser buenos, pero solo por fuera. En el fondo no pasaban de gente pecadora. Y Jesús los llamó de sepulcros blanqueados. Blanco por fuera pero hueso y carne putrefacta, por dentro.
Para ser un buen cristiano, no basta hacer cosas buenas o justas, es necesario ser justo. Y se es justo, solo cuando se vive una vida de comunión diaria con la persona justicia que es Jesús.
La línea divisoria es tenue, casi imperceptible. Y existen dos extremos terribles. El primero es el de pensar que relacionándote con Cristo, tu salvación está garantizada y no tienes que preocuparte por las buenas obras. El otro extremo es el de pensar que sin obras, no hay como probar que eres un cristiano, y olvidándote de Jesús correr la carrera sin sentido en busca de buenas obras.
Al fin de cuentas, ¿Cómo saber que realmente confías en Jesús y que tus buenas obras son fruto de tu relacionamiento con Él? Es fácil. Existe un termómetro que solo Dios y tú conocen. Nadie más lo puede ver. Ese termómetro es la cantidad de tiempo que pasas diariamente con Jesús, en oración, estudio de la Biblia y meditación.
Cada vez, que te arrodillas antes de salir para el trabajo, le estás diciendo a Jesús, sin palabras, sino con tu actitud, lo siguiente: “¿Sabes por qué estoy aquí, arrodillado? Porque sin ti no puedo hacer nada.” Y cada vez que partes sin pasar tiempo con Dios, le estás diciendo lo contrario.
Haz de este día un día de comunión. “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios.”