En Jesús

Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Colosenses 2:7

Jazmín se sentó sobre una enorme piedra, frente al mar y suspiró. ¿Recuerdos robados de la vida? ¡Sí! Jazmín vivía de ellos, los disfrutaba. Ella dirigía las escenas en sus sueños. En ese mundo suyo, nadie la hería, ni la rechazaba, ni la hacía sentir inferior. En ese universo que a diario construía, no había motivos para llorar.

El frío del agua traída por una ola, la hizo volver a la realidad. Sacudió sus pies mojados. Miró a lo lejos y sonrió. Allí todo era bello. ¿Cómo no creer en Dios, delante de aquel cuadro fascinante que acuarela ninguna podría pintar?

Dentro de ella sin embargo, no había belleza. Solo resentimiento y amargura. Su corazón era un mar revuelto. ¡Contrastes de la vida!

Se quedó un buen rato contemplando el mar. Observó las olas salvajes golpeando a la roca bajo sus pies. Volvió a sonreír. Aquellas ondas furiosas agredían inútilmente a la roca. Ella, señora, del mar, parecía mirarlas socarronamente, diciendo: “¿Se cansaron de golpear?”

Jazmín entendió el mensaje. ¿Por qué las actitudes ajenas la herían tanto? Ella no era roca, era pobre arena del mar. Hoja seca, pluma arrancada, papel hecho pedazos.

El consejo bíblico de hoy es: “Arraigados y sobreedificados en Él.” ¿En quién? En la roca de los siglos, que resistió los vendavales de la injusticia humana y murió perdonando a los que lo clavaban en la cruz.

En tus horas de dolor y lágrimas, saca los ojos de ti, de tus dolores, de las injusticias que las personas cometen contra ti y dirígelos a Jesús. Agradécele por el dolor y las circunstancias adversas y verás que tu cielo se despeja y entenderás que por detrás de las nubes oscuras había luna y las estrellas brillaban en todo su esplendor.

¿Qué cosas no andan bien en tu vida? ¿Qué desafíos te esperan afuera? ¿Qué te hicieron las personas? No temas. Deposita tu confianza en Jesús y parte sin temor, recordando el consejo bíblico: “Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”

Alejandro Bullon