Contados
Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Mateo 10:30
El dolor es como el viento en medio del desierto; sopla inclemente, castiga, duele, hace sufrir. Y en esas horas te sientes solo y abandonado. Es humano. Hasta el Señor Jesús en la hora de dolor pensó que su Padre lo había abandonado.
El otro día conversé con un jovencito de 13 años de edad, estaba desabrochando a la vida, tenía todo el futuro por delante, pero decía: “¿Qué futuro? A nadie le importa siquiera que existo.” Lo decía porque nunca había conocido a sus padres y había sido criado por una amiga de la mamá.
Bueno, yo sé que hay momentos en que todo parece complicado y nos sentimos como hojas secas arrastradas por el viento, pero entonces viene la afirmación de Jesús, registrada en el versículo de hoy. Aunque pienses que a nadie le importa tu existencia, a Jesús si le importa, “pues aun tus cabellos están contados.”
¿No es animadora la promesa divina? ¿Quién se importa con un cabello? Nadie. ¿Y cuántos cabellos hay en las cabezas de todo el mundo? ¡Incontables! Nadie se daría el trabajo de contarlos. ¿Para qué? ¿Qué importancia tiene un cabello? Para Dios, mucha. Tanto así que se interesa. ¿Y tú no vales más que un cabello?
Yo sé que este mundo es cruel. Más crueles somos los seres humanos que cuando queremos hacer sentir insignificante a una persona sabemos qué decir y cómo decirlo. Pero si tú eres una de esas personas heridas por la vida. Si te sientes solo y abandonado. Si crees que nadie te ama. Si hay horas en que al mirarte en el espejo de la vida tú tampoco te aceptas. Piensa en la figura maravillosa que Jesús usa el versículo de hoy para decirte que tú eres muy importante para Él.
Tu valor no se mide por lo que tienes o por lo que eres, sino por lo que Dios piensa de ti. En casa de mis padres hay un sombrero viejo y gastado por el tiempo. No vale nada. Cualquier persona que no conoce la historia podría echarlo a la basura, pero para mis hermanos y yo, aquel sombrero no tiene precio. Fue el sombrero de nuestro padre.
El valor de aquel sombrero no está en el objeto en sí, sino en lo que ese viejo sombrero significa para nosotros.
Pueda ser que tú, ni yo valgamos nada en sí, pero tu valor reside en lo que significas para Jesús y para él, no tienes precio, como no tenía su sangre derramada en la cruz. Entonces, sal hoy para enfrentar los desafíos del día, sabiendo que vales mucho y que “aun tus cabellos están todos contados.”