¿Amor?

El que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor. 1 Juan 4:8

Esta semana recibí la carta de una joven cristiana que mantiene, una relación amorosa con un hombre casado. Es una carta dolorosa. Ella siente que lo ama pero que ese amor la está destruyendo. 

¿Qqué podría decirle? ¿Qué Dios está triste? ¡Claro que está! Pero la tristeza divina, no nace apenas del hecho de que ella está transgrediendo un mandamiento, sino de la realidad dolorosa de que ella no es feliz. 

¿Sabes? El amor es algo que Dios te confió para que contemples las facetas desconocidas y lindas de la vida; para que te sientas viva, para que veas el mundo más lleno de colores y de melodías. Porque el Amor viene de Dios. “Dios es amor,” dice Juan. Pero cuando el amor es confundido con la pasión, se convierte en un motivo de infelicidad y te sumerge en el caos interior. 

Pensemos más, en la chica de la carta. Ella no se siente bien destruyendo a una familia, ni hiriendo el corazón de Dios. Tanto así que me escribe pidiendo ayuda. Pero no se da cuenta que cayó en la red de un hombre casado y está condenada a sufrir grandes decepciones y a perder el respeto por sí misma. Porque en esta vida, nadie es valorado si no se valora a sí mismo y nadie puede ser feliz, si no está en paz con Dios y consigo mismo.

¿Qué es lo que lleva a esta muchacha a conformarse viviendo un “amor” que no es amor?  ¿Puede alguien, como aquel “novio,” no traicionarla a ella un día, como hoy, está traicionando a la esposa? ¿Se puede confiar en un hombre así? 

Ella dice que comenzó esa relación porque tenía miedo de quedarse sola, pero ¿acaso relacionarse sentimentalmente con una persona casada, no implica que ella continuará sola, compartiendo apenas los pocos momentos que le sobren a él?

Cuando la soledad te abruma o te entristece y te hace sentir que hay algo de errado en ti, es inútil que te aferres a alguien que te va a usar como un objeto, haciéndote sentir aún más triste y más sola.

Podría haber respondido esta carta diciéndole a la chica que  ponga un punto final a esa situación, porque esa no es la voluntad de Dios, pero sé que Dios no es un Dios egoísta que solo está preocupado en que sus hijos le obedezcan, sino que Él es un padre amoroso que desea su bienestar. 

No continúes hiriéndote, solo por “miedo de sentirte sola.” Al fin de cuentas, la soledad, no es apenas una condición, es un estado de ánimo. Viviendo sin Jesús, puedes sentirte sola, a pesar de tener la compañía de otra persona.

Alejandro Bullon