¡Acercaos!
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. (Santiago 4:8)
Según el versículo de hoy, el pecado conduce a tres actitudes destructivas. Primero, separa de Dios. Por eso el consejo es “Acercaos a Dios.” En segundo lugar, ensucia la vida, lleva a cometer hechos desastrosos y acciones inmundas. Por eso el consejo es: “Limpiad las manos.” Y finalmente hace caer en la hipocresía, en la duplicidad de vida. Exteriormente el ser humano es “maravilloso”, pero interiormente está cayendo en pedazos y sintiéndose sucio. Por eso la advertencia es: “Purificad vuestros corazones.”
El corazón es la cuna de los pensamientos y de las intenciones. Todo comienza allí. Allí se urden los planes más siniestros. Nacen como pequeños monstruos inofensivos y van creciendo y tomando formas grotescas. Después, el tiempo se encarga de llevar el mensaje a las manos. Ellas realizan lo que el corazón proyecta.
El verbo limpiar, en griego, es katarizo, que significa literalmente ser purificado. Tiene implicaciones espirituales y no simplemente morales y físicas. Pena que los seres humanos nos preocupamos solo con lo que se ve. Los ojos ven la lama, la sociedad ve y condena el desvío moral por causa del bienestar público. Pero a Dios le preocupa la implicación espiritual.
Esta es la razón por la que Santiago dice: “Acercaos a Dios.” Devolverse a Dios es la única solución para los desvaríos del corazón humano. En vano la criatura intenta soluciones que sustituyan el plan establecido por el creador. El verbo limpiar, es usado en la Biblia, en el noventa por ciento de los casos, en la voz pasiva, dando a entender que el ser humano no puede purificarse. Él, solo puede acercarse a Dios. Herido, inmundo, sangrando, destruido, acabado, putrefacto como el leproso. Es Dios el que lo limpia, lo purifica, lo cura, lo restaura y lo hace una nueva criatura.
Hoy es el día de buenas nuevas, hoy es el día de salvación. Si por esas cosas de la vida has sido manchado por la lepra del pecado, si tus manos están sucias y tu corazón no soporta más vivir la hipocresía de una vida doble. Si desear ser auténtico y plenamente feliz, ven a Jesús hoy, antes de partir para las actividades del día.
Presta oídos al consejo de Santiago: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.”