Cuidado con la codicia
Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. (1 Timoteo 6:10)
Los sobres se amontonaban sobre la mesa de la cocina como un castillo de naipes que a cualquier momento se desmoronaría. Cada sobre gritaba: ¡Pague, pague, pague! Cintia evitaba entrar a la cocina con miedo de oír el coro imaginario de los sobres, pero por más que no quisiese aceptar la realidad, las cuentas continuaban llegando, con valores cada vez más altos.
-Yo solo quería ser feliz, murmullaba, cansada de huir de sus fantasmas. Ropas caras, fiestas, restaurantes finos, viajes y más viajes. Todos sus amigos la consideraban especial, una persona generosa y de buen corazón, con mucho dinero. Si el dinero en la mano es un vendaval; gastar sin tener dinero es un tsunami.
Ser feliz. Esa es el anhelo constante del ser humano. Buscar incasablemente la felicidad. Y para encontrarla, no mide esfuerzos. Lucha, corre, llora, se sacrifica, no come, no duerme; casi deja de vivir.
No es malo desear la felicidad. Errado es la regla sino que usamos para medirla. La mayoría de las veces esa regla es la posesión de bienes materiales.
Desde que nos despertamos hasta la hora de dormir somos bombardeados con mensajes consumistas. Las personas basan su felicidad en su capacidad de consumir. Cuanto más compras, más feliz te sientes, y eso es una rueda viva que gira en función de un único sentimiento oculto: la codicia.
La codicia no es solo desear lo que los otros tienen sino querer lo que no puedo tener. Cintia compró, compró y compró, queriendo tener más y terminó con menos.
Tu felicidad no es la suma de lo que tienes, sino, a quién perteneces. Es bueno tener, pero es mejor pertenecer. Cuando escoges pertenecer a Dios, escoges la felicidad. Él te ayuda a vivir con lo que tienes y con lo que eres y te dará mucho más de lo que un día soñaste.
Hoy, sal a la lucha para, pertenecer a Jesús y permanecer en Él. Cuando sientas el deseo de tener lo que no está dentro de tus posibilidades, a pesar que te parezca bueno, y agradable a los ojos, recuerda: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.”